5 aspectos sobresalientes de la gestión ambiental de puertos

Cuando las cosas se hacen con convicción, raramente salen mal; es más, cuando se sabe por qué se hacen jamás fallan. No sé si existe el proverbio, pero debería. Cuando un puerto decide implementar un sistema de gestión ambiental puede hacerlo por tres motivos: uno, porque le obligan las leyes (90 de 100); dos, porque así atraen a unos clientes dispuestos a pagar más (9 de 100); y tres, porque, en un ejercicio notable de honestidad, desean prevenir las consecuencias perversas de su actividad sobre la población que le rodea, los trabajadores del puerto y, en definitiva, incrementar el bienestar de todos. O visto de otra manera: resolver un problema, aprovechar una oportunidad o mostrar una convicción. Estas son las verdaderas organizaciones líderes-en-sostenibilidad.

Marinma Dorado acaba de aterrizar en Envirosuite, es decir, en la gestión ambiental inteligente. Pero ya tiene muy claro cómo distinguir cada tipo de organización. El pasado 14 de marzo nos ofreció su primer webinar sobre liderazgo sostenible: Empowering urban ports & surrounding businesses with sustainability leadership. Inspirado en su contenido, he podido sintetizar cinco aspectos sobresalientes de la gestión ambiental de puertos:

 

1. Una correcta gestión ambiental favorece la coexistencia.

Muchos puertos deben coexistir con la ciudad. Es agradable pasear por sus muelles, observar las gaviotas o ver la descarga de capturas de un atunero. Pero no lo es tanto cuando un olor nauseabundo a hidrocarburos te llena con cada bocanada que inspiras. Sin embargo, la riqueza que genera la actividad de los trasegadores de crudo es gigantesca. El gestor, pone así en la balanza cada actividad: ¿prohibimos la descarga o que se amuelen los paseantes? Suele prevalecer la segunda opción porque el puerto come de sus concesionarios. Y ¿por qué no invitar a estudiar una solución alternativa, de coexistencia?

 

2. Mejora de la transparencia.

La transparencia es consecuencia de la actitud de un líder. La ausencia de información es una de las mayores críticas a las organizaciones. Y, hoy día, a través de la presión en redes sociales, nadie puede considerarla un problema menor. Y esto se construye en una relación bis-a-bis con la comunidad. Jorge Cachinero lo explica muy gráficamente en “Reputación y Generación de Valor en el s. XXI”: “La confianza está en los orígenes del capitalismo moderno y es la argamasa que mantiene cohesionadas a las sociedades abiertas”.

 

3. Uso de mejores tecnologías disponibles.

Hay muchas medidas que un puerto puede implementar de las denominadas BATs (Best Availabe Technologies): OPS (Onshore Power Supply), descuento en las tarifas de uso del puerto para buques impulsados por combustibles más limpios (GNL, bajo contenido en azufre, biocombustibles), bonificación por inversiones del concesionario en medidas de control de emisiones, monitorización (y operación en consecuencia) de inmisiones (narices electrónicas, sensores de partículas, NOx, SO2), autogeneración con renovables, electrificación de parque vehicular alrededor del puerto, incorporación de stakeholders a los procesos de decisión, alineamiento con los objetivos de sostenibilidad del Milenio (SDG Goals), publicación de Informes de Comportamiento, monitores públicos de situaciones peligrosas, etc.

CARNEGIE MELLON UNIVERSITY/AIRVIZ

 

4. Convertir problemas en oportunidades.

Es obvio que “el temor a espantar al cliente” impide en muchas ocasiones que los puertos tomen el liderazgo (al menos los administrados mediante concesiones); es preferible esperar a que me obligue una ley. Pero anticiparse tiene una serie de ventajas. Por ejemplo, el uso de monitorización ambiental inteligente permite un doble beneficio, consistente en la mejora ambiental acompañada de un ahorro y optimización en la propia operación del puerto.

 

5. Evitar mala reputación cooperando con las autoridades.

Las empresas gestoras de los puertos se preocupan cada vez más de su imagen ante la opinión pública. Un error en la gestión ambiental es grave, pero lo puede ser más si desemboca en una corriente de opinión negativa hacia el puerto y, lo que puede ser peor, dañar la imagen de la ciudad a la que representa. Un titular negativo en relación con una sanción o una amenaza de las autoridades por incumplimiento de la normativa ambiental puede ser muy desfavorable para futuras concesiones o la llegada de determinadas actividades a dicha ciudad.

No hay que olvidar que los puertos, por su actividad, son -nunca mejor dicho- una puerta de entrada a la ciudad de determinadas actividades económicas que, sin un acceso marítimo tendrían más difícil su presencia en la zona. Esto hace más importante si cabe el ser absolutamente impecables en la gestión ambiental.

 


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