Finanzas climáticas: How green are you?

Un mapa para navegar por los principios de inversión responsable (I)

Muchos llevamos años reclamando, exigiendo a la comunidad financiera, una apuesta decidida por la sostenibilidad. Tanto por la parte de las inversiones verdes, como por las desinversiones marrones. Cuando por fin lo estamos consiguiendo, resulta que faltan proyectos. A medida que crecen los compromisos de todas las gestoras de invertir una parte sustancial de sus activos en energías renovables, en economía circular, en proyectos basados-en-la-naturaleza de secuestro de carbono o en renovación de edificios, el panorama resulta más desolador. Los drivers (jóvenes, como Greta, consumidores, sociedad civil, ONGs y gobiernos, como la UE con su Green Deal) eran más potentes de lo que pensábamos y han empujado a los del cuello blanco a mover ficha. Han tardado, pero ya están subidos al carro de la descarbonización, del grado y medio de París mejor que de los dos grados, de la solarización de la energía y de su almacenamiento. Serán los responsables de financiar los anunciados 75 billones de euros para culminar la descarbonización del planeta.

Pero este sector no da puntada sin hilo. Para invertir, lo primero que preguntan es cómo de verde es tu proyecto; para desinvertir, cómo de resiliente es tu organización, no vaya a ser que nos pille el próximo Kodak metidos hasta la cintura. Y para ello, han desarrollado un cuerpo doctrinal denominado comúnmente como finanzas sostenibles, que se compone de normas, principios voluntarios, métricas, estándares, herramientas o alianzas, enfocadas en un único objetivo: proporcionar confianza a los inversores de que una determinada organización o un proyecto será capaz de transitar con éxito por el cambio social en marcha. Muchos se quedarán por el camino. Unos, por falta de compromiso real y otros, por no saber transformarse o no hacerlo a tiempo.

Un mapa para navegar en el universo de los principios de inversión responsable

El paisaje de esta nueva doctrina es complicado; y cada vez más. En BlacktoGreen hemos tratado de elaborar una carta para que nuestros clientes puedan navegar con tranquilidad. El mapa de las finanzas sostenibles. En esta primera entrega os ofrecemos el sistema de proyección en dos coordenadas, x e Y. 

La coordenada X mide la responsabilidad (compliance) y, tata de valorar nuestra contribución al problema o a la lucha contra el cambio climático. La coordenada Y, por su parte mide si el impacto (disclosure) de la transformación social y económica de la transición energética supondrá un riesgo o una oportunidad para la organización. O su resiliencia. 

En cada cuadrante situamos: proyectos/acciones y sectores. A modo de ejemplo, en el I situamos las inversiones que mejoran la cuenta de resultados y contribuyen a la lucha contra el cambio climático. En el II, las que aumentan la huella de carbono global (mía o de otros) pero mejoran mis resultados (construir el Keystone XL Pipeline); en el III, las inversiones tontas (inversiones en fracking); en el IV, las que contribuyen, pero me cuestan dinero (al menos a corto plazo). EL TCFD va de disclosures;  La EU Taxonomy va de compliances. 

En próximas entradas iremos detallando dónde se sitúan el TCFD, la UE Taxonomy, el PRI o los green bonds. O en qué mares navega el NGFS, el GEFF o los principios de Ecuador.


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